Marinella Terzi recibió el Premio Cervantes Chico, en 2005. Desde esta fecha, viene colaborando habitualmente con la Concejalía de Educación, apoyando e impulsando el premio anualmente, y en las distintas campañas de animación a la lectura.

También ha participado activamente, en la escritura por escolares complutenses de “El Tercer Quijote”, 2017, ”El Cuarto Quijote”, 2019 y “El Quinto Quijote”, 2020, este último escrito por escolares iberoamericanos. Siendo tutora literaria del alumnado participante de diferentes centros educativos de Alcalá de Henares y en varios capítulos.

Marinella Terzi es una escritora muy cercana y colaboradora, siempre dispuesta ante cualquier propuesta en relación al fomento de la lectura en el ámbito infantil y juvenil.

Además, es inmensamente generosa, porque nos ha cedido 2 de sus obras en PDF –“El viaje de Lunatón”, infantil y “De Gabriel a Gabriel”, juvenil-, para lectura gratuita de los usuarios-as de esta sección “Entre Libros Aprendo”.

Aprovechamos, para animar a otros-as escritores-as, a tomar ejemplo de Marinella, aunque hay que reconocer, que el trabajo del escritor-a es ímprobo, conlleva mucho tiempo de dedicación, viven de ello, y por tanto, tienen que sacar sus obras a la venta.

Damos las gracias a Marinella Terzi. Esperamos que disfrutéis con sus libros, y también, con la entrevista que tan sincera y amablemente nos ha enviado.

 

ENTREVISTA A MARINELLA TERZI

 

  1. ¿Cuándo y cómo le surgió la necesidad de escribir literatura infantil y juvenil?

Desde pequeña, sentí la necesidad de inventar historias y, muy pronto también, de escribirlas. Por eso, no me resultó nada difícil elegir una carrera cuando llegó el momento: periodismo, periodismo con vistas a trabajar en la redacción de un periódico, no en la televisión ni en la radio. Y, al término de la carrera, tuve la inmensa suerte de trabajar en un periódico por espacio de un tiempo. Pasé por distintas secciones; también por las páginas infantiles del dominical, y eso me permitió ponerme al día en lo referente a los libros infantiles y juveniles que se publicaban en esos momentos en España y, también, me llevó a colaborar, haciendo informes de lectura y traducciones, con una editorial ligada a la LIJ, en la que acabé trabajando durante más de veintiún años como editora, buena parte de ellos dirigiendo una colección de referencia: El Barco de Vapor. Lógicamente, en esa etapa me picó enseguida el gusanillo: quise probar si era capaz de escribir para los niños, si podía conectar con sus intereses. Así que creé una novela, mi primera novela infantil: “Un problema con patas”. El “experimento” salió bien, la novela fue publicada por la editorial Edelvives y todavía sigue en su catálogo, y yo continué escribiendo y publicando al mismo tiempo que ejercía el trabajo de editora. La llama había prendido y hasta ahora nunca he sentido la necesidad de escribir para adultos.

 

  1. Por cuál de sus obras siente más afecto?

Es difícil elegir una por encima de las demás porque, siendo consciente de sus virtudes y sus defectos, podría decir que todas son mis hijas y, por tanto, las quiero a todas por igual. Ahora, le agradezco a “Un problema con patas” que me diera alas, que me estimulara para seguir creyendo en mí y me obligara una y otra vez a plantearme nuevos retos. Dicho lo cual, he de confesar que “Un problema con patas” tiene hermanas mayores a las que quiero mucho, como “Falsa naturaleza muerta”, una novela que habla del sentir de las mujeres y, también, de pintura. Y hermanas pequeñas por las que siento una gran ternura, como “El viaje de Lunatón”, por ejemplo.

 

3. ¿Qué personaje de sus obras le ha marcado más?

Posiblemente sea Micha, el protagonista de “El hijo del pintor”. Es el único de los personajes de mis novelas que está basado en alguien real: el escritor Michael Ende, autor de “La Historia Interminable”. Se trata de una persona muy importante para mí porque, entre otras cosas, leí sus primeros libros con apenas nueve años y ya siempre me han acompañado. Tuve la suerte de conocerlo personalmente y tuve la suerte de traducir varias de sus obras al castellano. “El hijo del pintor” es mi homenaje personal a Ende y en él recreo la que imagino que pudo ser su infancia, esos primeros años que a todos nos marcan tanto y que en él -Micha para mí- sembraron la semilla de la literatura fantástica, adobada con la pintura de su padre, el pintor surrealista Edgar Ende, y una profunda aversión a la ideología nazi que imperaba en Alemania por aquel entonces.  

 

  1. ¿Existe alguna cuestión que intenta evitar cuando escribe?

En lo que se refiere a temas, nunca me he puesto cortapisas. Siempre he escrito lo que me dictaba el corazón en cada momento. Estoy convencida de que a los niños y a los jóvenes se les puede hablar de todo, siempre que se haga con delicadeza. En mis libros no he obviado hablar de la muerte ni de la homosexualidad, por ejemplo. Sí es importante hacerlo de igual a igual, sin sermones ni condescendencias. En cuanto a la forma, sí evito por todos los medios frases extensas, perífrasis, descripciones tediosas… en definitiva, huyo como de la peste de un estilo ampuloso que les distancie de los hechos narrados y provoque que el libro se les caiga de las manos.

 

  1. ¿Alguna vez ha tenido que escribir un contenido por encargo?

Alguna vez lo he hecho, sí. Pero siempre que ese encargo me ha motivado, me ha llamado la atención en algún sentido y se ha convertido en un acicate que me ha impulsado a enfrentarme al papel en blanco y escribir. Y debo decir que, cuando eso me pasa, suelo sentirme reconfortada con el resultado final.

 

  1. Cuando escribe, ¿dónde pone más énfasis, en la forma o en el fondo?

Para mí, como lectora, es tan importante la forma como el fondo. Creo que un escritor no lo es del todo si no cuida de la misma manera el argumento y el estilo, al cincuenta por ciento. Y, lógicamente, cuando escribo sigo el mismo criterio. La primera redacción suele ser un volcarse en el papel sin miramientos, construyendo la historia a golpes de teclado. Pero una vez que el argumento está hilado, hay que volver atrás, una y otra vez. Es el momento de perfilar personajes, de pulir frases, de evitar incongruencias, de leer en voz alta tratando de buscar musicalidad, ritmo. Para mí el trabajo de corregir es tan importante como el de crear. Es cierto que mi literatura es deudora del periodismo, va al grano, es aparentemente sencilla… pero lleva mucho trabajo de artesanía detrás.

 

  1. ¿Qué es lo que menos le gusta del mundo de la literatura –presentaciones, entrevistas, conferencias, presión de las editoriales…-?

En el mundo actual el escritor se ha convertido en una especie de todoterreno que tiene que dedicarse a muchas más cosas que al oficio de escribir: están los encuentros, las presentaciones, las conferencias, las entrevistas, sí y, sobre todo, el trabajo de promoción en las distintas redes sociales, en el que confieso que no me esmero como debería. Ninguno de esos trabajos “colaterales” me disgusta, pero a veces sí me incomoda la sensación de que no llego a tiempo a todos ellos y he de reconocer que no pongo el mismo ímpetu en un encuentro con mis lectores -que me motiva en grado sumo porque se produce un feedback inmediato que me alimenta, también de cara a nuevos libros- que en mantenerme activa en redes como Facebook, Instagram y Twitter.

 

  1. ¿Qué premio literario le ha hecho más feliz?

A los escritores todos los premios nos hacen muy felices, de los más modestos a los más acreditados. Aunque no lo parezca, solemos ser dubitativos con nuestra propia obra y siempre nos viene bien el reconocimiento de los otros. Dicho lo dicho, tengo que reiterar que el Cervantes Chico, que recibí en 2005, me ilusionó sobremanera: por llevar el nombre de Cervantes, el escritor por antonomasia; por serme entregado en una ciudad tan ligada a la cultura como Alcalá de Henares, y porque premiaba no un título, sino el conjunto de obras que había publicado hasta ese momento.  

 

  1. ¿Qué obra literaria tiene en mente, y todavía, no la ha llevado a cabo?

En el ordenador tengo una carpeta titulada IDEAS, llena de posibles historias para el futuro; algunas llegarán a buen puerto, otras no. No soy supersticiosa, pero no me gusta hablar de los libros que todavía no existen. ¿Para qué? Si todavía nadie puede hacerse con ellos. Ni yo misma.

 

  1. ¿Qué consejos le daría a un principiante en este mundo literario?

Creo que es primordial que vaya por la vida con los ojos muy abiertos porque la vida te ofrece constantemente temas de los que escribir. Y, además, es importantísimo leer mucho y, por supuesto, escribir mucho; con perseverancia, sin claudicar a la primera de cambio, y con muchísima paciencia, sin prisas porque, ya se sabe, que las prisas son malas consejeras.

 

 

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